«Ciudad Jardín»: el último-primer disco.

El círculo se cierra y otras curiosidades. 

Spivvy, te cedo la palabra:

Por si no lo he hecho ya en otra parte del blog, voy a presentarme. Soy Spiv Grifter Mountebank. Hace ya un tiempo que R, el artista etc., comprendió que no podía atender a la evolución de este blog como, según el día, pensaba que se merecía su trayectoria artística. Así que decidió encomendarme a mí, una profesional de reconocido prestigio y fiabilidad, la redacción de las distintas entradas, basándome en sus recuerdos o comentarios, que incluiré ocasionalmente en cursiva. Sus arranques de memoria están resultando bastante erráticos, así que la empresa avanza más o menos como siempre. Pero su tranquilidad lo compensa, y lo prefiero, porque además de mi jefe, es bastante, digamos, amigo mío.

Lo que sigue son algunos datos y cosas que R me contó antes de 1999, durante la fiesta que cantaba Prince. Sonaba 1999 muy fuerte, así que puede haber errores. Pero a él no le importa, por su tranquilidad.

Ciudad Jardín (que en algún momento se iba a llamar Homúnculo, y así sale en algún sitio) es el último-primer disco original del grupo. ¿Por qué es el último-primero? Veamos:

Es el primero que grabó CJ, en 1982, pero no se publicó en su día y lo editó Subterfuge records en 1999 gracias al interés de Patacho (Gracias, Patacho, por esto y por todo). Así que es el último que apareció; de hecho, la publicación es póstuma: el grupo se había disuelto en 1997.

Al final tenéis las notas que le pidió Patacho para comentar la edición. En el disco se titulaban El círculo se cierra. Notas del último-primer disco

El disco es muy corto porque Ramón Recio pensaba sacar un single, pero como las canciones son muy cortas, iba a incluir las siete canciones que grabaron los siguientes músicos:

R, voces y guitarra. Eugenio Haro, bajo. Pol y Juan Luis Vizcaya, batería. Más o menos todos, coros y percusión.

Ingeniero: José Luis Garrido. Producido por CJ, hermanos Garrido y Flaco. Estudio: «Colores» (Comunidad de Madrid).

Diseño portada: Ventura (realizado para la edición de Subterfuge)

Masterizado por Moncho Compay (eso pone en mi CD) en la edición de Subterfuge. Parece que con Patacho – eso dice Salvador Domínguez, en Los hijos del rock -. 

Por cierto, este disco se beneficia de todo el apoyo que le ha dado Subterfuge, un sello independiente (lo era cuando lo sacó, creo) que se mueve en circuitos distintos a los de las grandes compañías. Gratitud también a ellos.

En aquella época, por influencia del punk, Nikis, Dead Kennedys, Residents, Undertones, etc. las canciones tenían que ser muy cortas.

Las siete que decidieron grabar son:

Homúnculo (la más larga: 2′ 05»)
3ª edad
Nunca he sido tan feliz
Teléfono de esperanza
Sector de agitadas
Tu madre
Winsurfin

Son todas de R, el artista etc.

Tenéis todas las letras en el superblog que armó Ismael durante los ASA (“años de silencio del artista etc.”):

http://grupociudadjardin.blogspot.com.es/p/las-letras-de-ciudad-jardin.html

Para los curiosos:

Pistas sobre las canciones

Homúnculo es la historia de uno de estos seres conservados en un frasco, narrada por él mismo. La canción, como otras del disco, está claramente influida por la onda siniestra, oscura, etc. de aquellos años.

3ª edad está inspirada por la resistencia al cambio de parte del electorado más anciano (hoy se dice “mayor”). La letra entera es un verso de nueve palabras.

Nunca he sido tan feliz es la primera de las tres versiones que R grabó de este tema, aunque en Falso y Dame calidad cambió el nombre por Las vacas, que era como la conocía todo el mundo. Juan de Pablos la pinchó muchísimo en Flor de pasión, y lo llamaba el Jonathan Richman de Madrid o algo así, lo cual no le molestaba en absoluto, porque le gustaba Richman y porque quizá tenía razón, por la actitud ¿un poco? ingenua y el amor por el reggae, y quién sabe.

Teléfono de esperanza. La canción propone al protagonista, desesperado por la agobiante campaña que acompañó la visita del pontifex maximus, que llame al teléfono de la esperanza, que se había puesto en marcha recientemente

Sector de agitadas está basada en un cuento de Guy de Maupassant, uno de sus autores favoritos, y trata de un psiquiátrico. La locura siempre le ha interesado. Es una letra seria. Como la locura.

Tu madre. Esta es la historia de una pillada. Noto cierta hostilidad hacia la posible suegra…

Winsurfin está basada en una experiencia real. Cree que fue su hermano el que le dio esa primera clase algo traumática pero emocionante. Amo el mar y lo respeto, aunque creo que aquello fue en un lago. ¿El de Las vacas? Posible.

Estas son las notas que escribió R para explicar un poco el disco de Subterfuge, que pertenece a una colección apropiadamente llamada Canciones desde la tumba:

El círculo se cierra.

A comienzos del 82, en plena primavera independiente, Ramón Recio, guía espiritual de Glutamato ye-yé y otros colectivos dadá, me dijo que yo también podía ser artista.

Nunca había cantado y sólo había hecho una canción con «Ella y los neumáticos». Aunque no fuera más que por eso, nunca lo olvidaré: fue la chispa que me hizo arrancar, cuando lo único que tenía para justificar el nuevo papel eran improvisaciones caseras y una visión muy particular – y por tanto incómoda-.

Sorprendentemente, eso le bastaba: sólo después entró en las formalidades de pedirme una maqueta, seleccionar repertorio y proponerme grabar un disco. Como eu no quería parecer un cantautor, me escondí detrás de «Ciudad jardín» (jamás imaginé que este nombre, para mi utópico, lo relacionaría luego alguno con el centralismo, el baloncesto, las cajas de ahorros, y en la mayoría de los sitios, con nada).

Pero enseguida empezamos a ensayar más gente: el primero fue Eugenio Haro, escritor, periodista y entonces guitarra de Glutamato. (…) Eugenio entró de bajista y me acompañaría largo tiempo: juntos compartimos con muy buen rollo toda la dura primera etapa de cualquier grupo. Y juntos reclutamos a dos baterías porque los dos estaban muy ocupados para ensayar todo: Juan Luis venía de Alaska o Kaka y estaba en la onda de muchos timbales étnicos (se le puede escuchar en «La tercera edad» y «Teléfono de esperanza») y Pol estaba en Derribos, pero venía más a ensayar y se pudo preparar los otros cinco temas, que interpreta con más peso (también fue el que tocó en el Marquee y algún otro sitio).

Raimon (Ramón Recio) nos metió en «Colores», el estudio que tenían entonces los hermanos Garrido, que con Flaco nos prestaron su cálida, cachonda y valiosa ayuda para que esto sonara denso. Pero, gran putada: Goldstein, la productora de Raimon, no pudo completar sus «Más de 1000 años al servicio del Arte» y el disco no salió.

Los años pasaron y el nombre utópico describió un gran arco: con Eugenio, Paco, Luis y tantos otros le dimos forma a nuestra rebelión contra el consejo del Padre-Rock: «¡Hijo mío, habla claro, coño!».

El círculo se cierra ahora con la llamada de Patacho, colega de cuando Glutamato y actual depositario del catálogo de su hermano, que me cuenta que va a salir lo que nunca salió. (…)

A todos ellos, y a Ventura que ha hecho la portada (…), ¡Salud!

El círculo se abre…  

Sólo me queda añadir que hay más información sobre esta etapa oscura en libros como el de Javier Manzaneque – cuando lo saque -.

(c) SPIV G. MOUNTEBANK. Peckham. 2021.