Beber y bailar

 

Beber y bailar                         Rodrigo Lorenzo

 

Vendiendo melones, sin ganas de na,
se pasa las horas junto al agua.

Volviendo en el carro, con su triste crujir,
se olvida en el acto de lo que es reír.

Pero siempre le pasa y él lo sabe bien,
que al dar la curva, ver la cortinilla y el cartel
le cambia la cara, y el alma también,
recuerda en el acto qué risa da beber… y bailar.

¡Beber, beber y bailar! Y los que no quieran más que beber, pues sólo beber.
¡Beber, beber y bailar! Y los que no quieran más que bailar, pues sólo bailar.

Su amigo del alma le deja guardar
el carro en el cobertizo de detrás.
Se acerca bailando a su amiga morena,
se olvida del todo de sus penas.
La barra y la gente, se les borran de la mente,
y en toda la pista suena sólo este canto ya:

 

¡Beber, beber y bailar! Y los que no quieran más que beber, pues sólo beber.
¡Beber, beber y bailar! Y los que no quieran más que bailar, pues sólo bailar.

 

¡Ay, muñeca hermosa, qué bonito me cantas!
¡Ay qué dicha tan grande!

 

¡Beber, beber y bailar! Y los que no quieran más que whisky, pues sólo whisky (Que whisky viene, que whisky va).
Y los no quieran más que limoná, limoná.

¡Y cómo toca la orquesta, da gloria verla y oírla, que lo que menos abunda en el mundo
es la gente normal (menos mal).

 

¡Pero qué está diciendo! ¡Perdónale, Señor, que le han echado droga en el whisky, y no sabe lo que dice.

La Rioja arruinada, ya no viene el del bus:
se quedó sin carnet.

(Limoná)