Bueno, ya es hora de contar lo de Granada. (El origen del asunto está en la entrada De escribir a actuar. Efectivamente, en cuanto me puse de acuerdo con Rafa, allá por abril, comencé la preparación del concierto, pero hasta finales de junio no pude ponerme en serio, así que la etapa final fue de infarto. Pero el viernes 8 cargué teclado, guitarras, ampli, micros, ordenadores, atril, cables, etc. en el coche y me fui a Granada. La verdad es que estaba muy emocionado, porque esto no lo he hecho nunca.
Allí me encontré con Rafa y Cristina y guardamos el equipo, nos fuimos a comer, y por la noche dimos un paseo con cervezas por el centro y el Albaicín, con sus amigos, que, en parte, colaboraron en el proyecto. Al día siguiente, 9 de julio de 2016, llevamos el equipo al lugar de la actuación y tras unas pruebas algo accidentadas, un chapuzón, una comida y tal (era una fiesta) empecé a tocar no sé a qué hora y tampoco sé cuánto duró (se lo tengo que preguntar). Pero fue una experiencia estupenda. El equipo de sonido estaba muy bien, pero es que además colocaron focos y cámaras, grabaron parte del concierto y bailaron y corearon el bolo.
No me quiero enrollar mucho, pero hay que agradecer a este grupo de gente animosa el exquisito trato y la considerable eficacia que consiguieron. No me acuerdo de todos (se lo tengo que preguntar) pero gracias desde aquí, aparte de a Rafa y Cristina, a César, Diego, Johnny, Pilar, Mónica, Paquillo, Mariano y todos los demás por su esfuerzo o, al menos, su apoyo, sus coros, su benevolencia con mis fallos y su amabilidad. No sólo me quedé muy satisfecho del resultado sino que además me lo pasé muy bien y me sentí muy a gusto en todo momento. Con gente así, aún hay una esperanza para la humanidad. Tanto si esto se repite como si se queda en un hecho aislado, ha sido muy gratificante y lo que es más importante, me ha cambiado un poco el coco.
¡Un abrazo muy cariñoso a todos!
Preparando el concierto
El concierto
Los propulsores, Rafa y Cristina, conmigo, al día siguiente
¡Buen verano!