Dame calidad Rodrigo Lorenzo
Él estaba en un bar medio vacío
oyendo música de calidad.
No era muy buena, ni le gustaba,
pero, por lo menos, tenía calidad.
Calidad. Discos calidad. Calidad. Radio calidad.
Calidad. Dame calidad. Calidad. Toma calidad.
Él componía, tocaba y cantaba,
pero todo ello sin calidad:
no salía, no salía,
la canción con la que se montaría,
No durmió en veinte días,
No bebió en cuatro días,
Calidad, le faltaba calidad,
Calidad, le faltaba calidad,
Calidad. Dame calidad. Calidad. Toma calidad.
Como acceso de fiebre de una enfermedad le venía la manía de la calidad.
A los managers y a los servicios post-venta,
a los talleres de motos:
“Calidad”, les exigía calidad.
“Calidad”, “¿Qué será?”, se preguntaban.
Calidad. Dame calidad. Calidad. Toma calidad.
En los pubs y discotecas, en las fruterías,
alamedas y callejas, y por las esquinas,
repetía como en una pesadilla:
“Quiero calidad. ¡Yo quiero calidad!
Calidad, yo quiero calidad”.
(Calidad) “¡Exijo!”
(Dame calidad. Calidad) “¡Yo quiero!”
(Toma calidad. Calidad) “Ahora quiero…”(…calidad)
“Dame (dame calidad)”
“¡Exijo!” “¡Yo quiero!” “¡Dame!” “¿Qué será?”
Etcétera.